En el 42 a.C., el Senado decidió deificar a Julio César, haciendo a Octavio Divi filius,"Hijo de la Divinidad"; ahora era oficialmente el hijo de un dios y heredero del gran dictador. Pero este ascenso también le implicó enfrentarse a nuevos desafíos.
La muerte de Julio César desencadenó una serie de acontecimientos que transformaron a Octavio en un líder poderoso, marcando el inicio de su camino hacia convertirse en el primer emperador de Roma.
Octavio, a los 15 años, captó la atención de Julio César, siendo nombrado al Colegio de Pontífices en el 47 a.C., un hecho inusual para alguien tan joven. A pesar de su estatus y atractivo, se mantuvo bajo la estricta vigilancia de su familia y evitó las tentaciones de Roma. Su vida cambió poco, viviendo de manera modesta y cumpliendo con sus deberes religiosos. Durante la guerra civil, intentó unirse a César en Hispania, demostrando su compromiso y habilidades, lo que le valió el favor de César. Posteriormente, fue enviado a Macedonia para completar su educación militar y académica, preparándose para un futuro de gran poder.
La historia de Augusto es un testimonio de cómo el destino y las habilidades personales pueden converger para dar forma al curso de la historia. Su vida y legado continúan siendo una fuente de fascinación y estudio, reflejando su papel crucial en la formación del Imperio Romano y su influencia duradera en la civilización occidental.
La Leona de Baena es una de las esculturas más representativas del arte íbero y uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de Andalucía. Esta magnífica pieza, encontrada en el Cerro del Minguillar de la antigua ciudad íbera Iponuba (actual Baena, Córdoba), destaca por su simbolismo, su maestría en la talla y su profundo significado cultural.
Los turdulos fueron un pueblo prerromano que habitó la península ibérica, principalmente en las actuales regiones de Huelva, Sevilla, y Extremadura. Se dedicaban a la agricultura, la metalurgia y el comercio. Aunque resistieron la conquista romana, fueron eventualmente romanizados y absorbidos en el Imperio Romano. Sus asentamientos y restos arqueológicos han proporcionado valiosa información sobre su cultura y modo de vida.
Los sedetanos eran una tribu íbera que habitaba en la región noreste de la península ibérica, principalmente en lo que hoy es la provincia de Zaragoza, en la comunidad autónoma de Aragón. Su territorio se extendía por la cuenca del río Ebro, una zona fértil y estratégica. Al norte, sus tierras llegaban hasta los Pirineos; al sur, limitaban con los territorios de los edetanos y los ilercavones; al este, con los ilergetes, y al oeste, con los belos.
La ubicación de los sedetanos era estratégica, ya que controlaban importantes rutas comerciales y fluviales. La ciudad más significativa de los sedetanos era Salduie, que posteriormente los romanos desarrollaron y renombraron como Caesaraugusta, la actual Zaragoza. Su posición en la cuenca del Ebro les proporcionaba ventajas tanto en la agricultura como en el comercio, facilitando contactos con otros pueblos íberos, celtas y más tarde, con los romanos.