En la costa mediterránea los pueblos íberos más importantes eran los Contestanos, Edetanos e Ilercavones entre el cabo de La Nao y la desembocadura del río Ebro; y al norte de él, los Cesetanos, Layetanos, e Indiketes, que llegaban a los pies de los Pirineos. Los Contestanos nos dejaron el legado artístico más conocido de todos los pueblos íberos, la Dama de Elche.
La Dama de Elche es, tal vez, la representación artística más importante del arte íbero que ha llegado a nuestros días. Fue encontrada en el poblado íbero de Ilici, en el yacimiento arqueológico de La Alcudia a tan sólo tres kilómetros de la actual Elche. Compra en fgarte.com la reproducción de la Dama de Elche.
Los turdulos fueron un pueblo prerromano que habitó la península ibérica, principalmente en las actuales regiones de Huelva, Sevilla, y Extremadura. Se dedicaban a la agricultura, la metalurgia y el comercio. Aunque resistieron la conquista romana, fueron eventualmente romanizados y absorbidos en el Imperio Romano. Sus asentamientos y restos arqueológicos han proporcionado valiosa información sobre su cultura y modo de vida.
Los sedetanos eran una tribu íbera que habitaba en la región noreste de la península ibérica, principalmente en lo que hoy es la provincia de Zaragoza, en la comunidad autónoma de Aragón. Su territorio se extendía por la cuenca del río Ebro, una zona fértil y estratégica. Al norte, sus tierras llegaban hasta los Pirineos; al sur, limitaban con los territorios de los edetanos y los ilercavones; al este, con los ilergetes, y al oeste, con los belos.
La ubicación de los sedetanos era estratégica, ya que controlaban importantes rutas comerciales y fluviales. La ciudad más significativa de los sedetanos era Salduie, que posteriormente los romanos desarrollaron y renombraron como Caesaraugusta, la actual Zaragoza. Su posición en la cuenca del Ebro les proporcionaba ventajas tanto en la agricultura como en el comercio, facilitando contactos con otros pueblos íberos, celtas y más tarde, con los romanos.
Un aspecto muy difícil de sintetizar es el de la religión íbera. Se conocen representaciones de divinidades posibles masculinas y femeninas; en algunos casos parecen mantener tradiciones iconográficas semitas, y otras, por el contrario, enlazan bien con el mundo religioso griego. Existían santuarios donde los fieles depositaban sus exvotos, habitualmente lugares naturales en torno a cuevas, fuentes o bosques. En algunas de las estatuillas utilizadas como ofrendas en ellos se ha querido ver representaciones de los propios dioses o sus servidores y sacerdotes.
Dado elcarácter guerrero de los pueblos ibéricosningún otro pueblo les podría haber vencido si hubieran sido capaces de haberse unido, y el mejor ejemplo lo tenemos conRoma, que tuvo la necesidad de derrotar una a una a cada una de las tribus. Parece evidente que, salvo en contadas excepciones y por intereses bien concretos, los pueblos ibéricos no se sentían pertenecientes a unpueblo común.