Príapo
Príapo es una de las figuras más peculiares de nuestra colección.
De origen asiático, se trata de un personaje itifálico que tenía cierta semejanza con los sátiros y silenos. Se le representaba a veces acompañado de su asno.
Nacimiento
Príapo era hijo de Zeus y Afrodita. Cuando Afrodita llegó a la morada de los dioses, sorprendió a todos por su maravillosa belleza. Fue Zeus quien, engañando a Hera, fecundó a Afrodita quedando esta embarazada de Príapo.
Estaba la diosa a punto de dar a luz, cuando Hera, temiendo que si el niño poseía la belleza de su madre y la potencia de su padre sería un peligro para los olímpicos, tocó el vientre de Afrodita. De esta manera, Príapo fue condenado a tener su falo siempre en erección y, lo que es más grave para el dios del instinto sexual, a no poder reproducirse. Hoy, de hecho, se denomina priapismo a la dolorosa enfermedad que provoca la permanente erección del pene sin apetito venéreo. Se considera que una persona sufre de priapismo cuando el pene se encuentra en un estado de erección. sin estimulación física y psicológica durante un largo periodo (varias horas).
Al nacer Príapo, que tenía un miembro viril enorme, fue abandonado en el monte por su madre y recogido por unos pastores, quienes lo educaron y rindieron culto a su extraordinaria virilidad.
Culto y arte
Príapo empezó siendo una simple personificación del falo, representado por un tronco en el que se había esculpido más o menos groseramente una cabeza y un miembro viril. El símbolo erótico de Príapo se colocaba en los campos y en las tumbas, como uniendo la vida y la muerte.
En la antigua Roma solía erigirse una estatua en honor a Príapo portando fruta entre sus ropas y una hoz en una de sus manos, mientras sus hinchados genitales permanecían en una posición erguida, cuya función principal era la de atraer la buena fortuna en las cosechas. Su presencia era bastante habitual en las zonas de influencia helenística como es el caso del sur del país. En unas excavaciones llevadas a cabo en la ciudad de Pompeya, los arqueólogos hallaron un grabado de Príapo en la «Casa de los Vettii», representado con su imponente erección sobresaliendo por debajo de su túnica.
La imagen de Príapo, que libraba del mal de ojo, fue, en la época de la decadencia romana, usada en dijes y joyas como amuleto, y servía también de espantajo en huertos y jardines. Dice Virgilio "Cuida de que tus fragantes huertas atraigan a las abejas con sus purpureas flores, y de que el vigilante Príapo, dios del Helesponto, las guarde de los ladrones y de los pájaros con su guadaña de sauce"