Decébalo, el gran enemigo de Trajano
Trajano contra Decébalo
Al año siguiente, año 102, Decébalo planeó cruzar el Danubio helado y penetrar en Mesia, al sur de la Dacia, para obligar a Trajano a detener su ofensiva. Pero al cruzar el río helado la capa de hielo se resquebrajó y muchos de sus hombres murieron ahogados o por el frío.
A pesar de esto Decébalo recompuso el ejercito para lanzarse de nuevo sobre Trajano. El encuentro entre estos dos grandes militares tuvo lugar en la confluencia de los ríos Yantra y Rositsa, en la actual Bulgaria. Era de noche y ambos ejércitos sufrieron muchas bajas y, a pesar de no conseguir la victoria, Trajano se adjudicó la victoria y lo celebró fundando la ciudad de Nicópolis de Istro.
Decébalo preparó una estrategia que le sirviese para derrotar definitivamente al ejército de Trajano y junto con sus aliados sármatas lanzó un ataque decisivo contra los romanos en la ciudad de Adamclisi, en la actual Rumanía. El ejército de Decébalo llevó el peso del ataque mientras los sármatas dispusieron en la retaguardia un gran círculo formado con sus carros. Los legionarios romanos resistieron el embiste de Decébalo y les hicieron retroceder junto a los carros sármatas, donde todos fueron masacrados.
La efímera paz entre Trajano y Decébalo
Esta terrible derrota hizo que Decébalo pidiese la paz pero Trajano, inicialmente, se negó. Después de varios intentos de la diplomacia dacia, Trajano recibió a sus emisarios exigiéndoles la rendición incondicional algo que ya sabía que Decébalo no aceptaría. Ante esta situación volvieron las hostilidades entre ambos bandos. Trajano lanzó sus ejércitos sobre Sarmirzegetusa y fue conquistando todas y cada una de las fortalezas dacias que encontraban a su paso. El ejercito dacio se encontraba desmoralizado y sin comida pero, aún en esta situación, Decébalo lanzó un último intento que no sirvió de nada ante el poder del ejercito romano. Finalmente, Decébalo se rindió a Trajano y aceptó las condiciones impuestas por el emperador.
Los dacios entregaron todo el botín de guerra y se convirtieron en un pueblo vasallo de Roma. Trajano fue recibido con honores en Roma, recuperó los estandartes arrebatados años atrás a los pretorianos y obligó a los dacios a pagar un tributo en oro a Roma.
En Sarmizegetusa quedó acuartelada una legión romana al mando de Cneo Pompeyo Longino, amigo personal de Trajano.
Pero este enfrentamiento estaba lejos de terminar. En cuanto el grueso del ejército romano abandonó la Dacia, Decébalo rearmó a sus hombres, selló alianzas con tribus cercanas y reconstruyó fortalezas derruidas por los romanos.
En el año 105 Decébalo, y ante la creciente tensión en la zona, invitó a Longino para tratar de tranquilizar los ánimos, pero el plan de Decébalo no era realmente ese. Decébalo arrestó a Longino y le interrogó intentando conocer los planes de Trajano pero Longino se negó a responder. Decébalo propuso a Trajano intercambiar a su amigo Longino por los territorios conquistados y una cantidad de dinero equivalente al coste de la guerra hasta aquel momento. la ambigua respuesta de Trajano hizo pensar a Decébalo que el Emperador no aceptaría sus condiciones. Sin embargo, Longino decidió suicidarse tomando veneno y de esta forma dejar a Trajano el camino libre para acabar con Decébalo.
El puente sobre el Danubio
Años atrás, Apollodoro de Damasco, había recibido el encargo de Trajano de construir un puente que cruzase el Danubio, para asegurarse que en caso de que se congelase sus tropas pudiesen cruzarlo sin la necesidad de usar barcazas. Las obras se iniciaron en el año 103 y terminaron tan solo dos años después. Con una longitud de 1135 metros de largo y 19 metros de altura sobre el nivel del Danubio, a ambos lados del puente había dos campos fortificados. Sus veinte arcos de madera de 52 metros de envergadura cada uno eran sostenidos sobre pilares de 45×20 metros, hechos de mortero, cemento y ladrillo.
Con esta faraónica obra de su lado, en el año 106, Trajano decidió cruzar el río para aplastar la resistencia dacia. Las legiones romanas no mostraron piedad con su enemigo, destruyendo poblaciones enteras, decapitando prisioneros o dejándoles morir de hambre y sed atados por parejas. Las noticias sobre la crueldad romana hicieron que muchas poblaciones se rindiesen a su paso y que muchos de sus aliados abandonasen a Decébalo.
La batalla final, Sarmizegetusa
A principios del verano del año 106, las tropas romanas llegaron a las puertas de Sarmizegetusa y comenzó el asedio a la gran fortaleza dacia. Las máquinas de guerra romanas empezaron a bombardear sobre las posiciones dacias provocando grandes destrozos pero, aún así, el ejercito dacio fue capaz de repeler el primer intento de asalto romano. Ante esta situación, Trajano ordenó destruir las canalizaciones de agua de la ciudad. Rodeados y sedientos, Decébalo ordenó abandonar la ciudad a sus hombres antes de que está ardiese por orden del líder dacio.
Trajano entró Sarmizegetusa victorioso y ordenó la destrucción de sus muros, pero aún no había conseguido atrapar a su gran enemigo, Decébalo. Uno de los hombres de Decébalo guio a los romanos hasta el lugar donde se escondían los tesoros dacios. Mientras tanto, patrullas romanas buscaban a Decébalo por los bosques cercanos, siendo Tiberio Claudio Máximo, un explorador de 40 años nacido en Macedonia, quien lo encontró. Viéndose rodeado y protegido únicamente por un puñado de fieles, Decébalo se cortó su propia garganta con su espada antes de ser alcanzado por los soldados romanos. Tras esto, Tiberio Claudio Máximo cortó la cabeza y la mano derecha de Decébalo llevando ambas ante Trajano, quien los mostró a sus ejércitos. Complacido, Trajano nombró a Tiberio Claudio Máximo, decurio de sus ejércitos.
A pesar de la muerte de su líder, muchas tribus dacias se resistieron a la ocupación romana siendo aniquiladas por los legionarios romanos quienes reprimieron sin piedad cualquier atisbo de rebelión.
Las ingentes ganancias conseguidas en Dacia sirvieron para que Trajano financiase su plan de obras públicas para el Imperio.
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