Augusto, su muerte y su legado
Augusto pasó sus últimos años de vida gobernando junto a Tiberio. Mientras que Tiberio estaba bastante ocupado con la expansión y los logros militares del Imperio Romano, Augusto supervisó muchas reformas sociales y administrativas importantes que tuvieron un profundo impacto en la vida del pueblo romano. La infraestructura que se estableció en esta época en Roma tuvo consecuencias directas para las generaciones posteriores a la muerte de Augusto y fue una de las principales razones por la que el período conocido como la Pax Romana duró tanto tiempo.
La muerte de Augusto
En abril del año 14 d.C., Augusto dejó su testamento con las vírgenes vestales. Poco tiempo después cayó gravemente enfermo y murió el 19 de agosto del 14 d.C., mientras estaba de visita en Nola. Este era el mismo lugar donde su padre había fallecido cuando él tenía sólo 4 años, lo que plantea de nuevo la pregunta de si Augusto había anticipado su muerte.
Las últimas palabras de Augusto, tanto las pronunciadas en privado como en público, han pasado a la historia y a menudo se citan por el entendimiento que nos dan de la mente del gran emperador. A aquellos cercanos a él que estaban allí cuando murió, les dijo, "¿He hecho bien mi papel? Entonces aplaudirme al salir". Sus últimas palabras dirigidas al público fueron: "Encontré Roma como una ciudad de ladrillos y la dejé como una ciudad de mármol". Esta referencia a los drásticos cambios que hizo en Roma, tal vez nos diga como Augusto quería ser recordado: no como un emperador poderoso, ni como un héroe militar, ni siquiera como un líder exitoso, sino como alguien que transformó su amada Roma y la dejó como un lugar mejor al que había encontrado.
El cuerpo de Augusto fue llevado de vuelta a Roma, donde fue declarado un dios, el máximo honor para un líder romano, y se planeó un magnífico funeral. Roma se paralizó, con los negocios cerrados y la gente llorando. Después de su cremación, los restos de Augusto fueron sellados en su mausoleo, conocido hoy como el Mausoleo di Augusto. Este mausoleo fue uno de los primeros edificios que completó Augusto y se convirtió en el lugar de descanso final para muchos de sus amigos, socios y familiares. Un gran edificio circular situado dentro de los jardines y con una enorme escultura de bronce del propio Augusto, era un lugar apropiado para enterrar al emperador, y sigue siendo un atractivo lugar para los visitantes de Roma.
Para un líder como Augusto, morir por causas naturales era algo bastante inusual, y los rumores abundaban en ese momento y en los años posteriores a su muerte. La teoría de conspiración más popular es que Livia Drusila, su esposa, lo envenenó con higos. El motivo de tal acto habría sido, sin duda, asegurar el papel de emperador para su hijo Tiberio, pero esta teoría se considera generalmente como una forma de propaganda inventada por aquellos que favorecieron a un heredero diferente tras la muerte de Augusto.
Livia tomó un papel muy activo en la vida política después de la muerte de Augusto. Heredó un tercio de las propiedades de su marido, y como siempre había sido una fiel consejera en la que Augusto confiaba, tomó el mismo papel cuando su hijo Tiberio le sucedió. Augusto adoptó a Livia en la familia Julia en su testamento, y se le concedió el nuevo título de Julia Augusta.
Tiberio como sucesor
Tiberio ya tenía la gran mayoría de los poderes de Augusto, y los dos habían gobernado juntos durante varios años antes de que Augusto muriera. Sin embargo, había otro rival potencial para el poder: Agripa Póstumo, un hijo de Agripa, a quien se le dio este inusual nombre porque nació después de la muerte de su padre. Había sido nombrado coheredero antes de la muerte de Augusto, pero fue exiliado repentinamente en el año 6 d.C. por razones que no se confirmaron. Poco después de la muerte de Augusto, Agripa Póstumo murió bajo extrañas circunstancias. Se rumorea que fue asesinado por sus guardias por orden del propio Augusto o de su esposa Livia, para evitar que reclamara el poder.
Tiberio era considerado por muchos como un general brillante con muchos éxitos militares, pero hay una sensación generalizada de que no quería gobernar, no tenía querencia por el poder. Se le consideraba una persona seria y sombría, que prefería su propia compañía hasta el punto que el filósofo y escritor Plinio el Viejo lo llamó "el más sombrío de los hombres". Tiberio se volvió más solitario con el paso del tiempo, y su madre lo presionó mucho. Finalmente, Tiberio dejó Roma y delegó sus deberes a sus prefectos en el año 26 d.C. Vivió otros once años y murió en el 37 d.C. bajo circunstancias sospechosas, siendo sucedido por Calígula.
El Imperio romano después de Augusto
El imperio romano que había nacido bajo la guía de Augusto duró hasta el 476 d.C. El período de estabilidad y prosperidad de Pax Romana que comenzó con el gobierno de Augusto duró alrededor de 200 años, y fue durante este tiempo que el Imperio romano alcanzó su punto más alto. En los siglos II y III d.C., el Imperio romano comenzó a decaer, ya que sufrió de inestabilidad, y de una serie de crisis que llevaron a la eventual división del imperio en el Oriente Griego y el Occidente Latino. La invasión de los Hunos, liderada por Atila, contribuyó al declive del Imperio Occidental, mientras que el Imperio Oriental cayó ante la invasión de los turcos otomanos. Hacia 480 d.C., el Imperio romano de Occidente había desaparecido; el Imperio romano de Oriente duró hasta 1453.
Legado
Uno de los legados más conocidos dejados por Augusto es el mes nombrado en su honor para celebrar las victorias de las que estaba más orgulloso, especialmente la batalla de Accio. Él eligió renombrar el mes que antes se conocía como Sextilio, de la misma manera que Julio César había renombrado Julio. Sin embargo, hay muchos otros legados importantes que Augusto dejó atrás que son menos conocidos, pero que sin embargo han tenido un profundo impacto en el mundo.
Augusto fundó un servicio de extinción de incendios en Roma que no solo se ocupaba de los incendios, limitando los daños y salvando vidas y edificios de la amenaza potencialmente devastadora del fuego, sino que serviría como centinela. Un grupo altamente organizado de unidades patrullaba la ciudad por la noche para mantener el orden. Esto se convirtió en uno de los primeros servicios policiales, conocidos como cohortes urbanas, que protegían la ciudad y sus habitantes de los desordenes civiles, los disturbios y los brotes de violencia.
La frase "Todos los caminos conducen a Roma" es un testamento del gran número de caminos construidos bajo el mando de Augusto. Él sabía que mejores caminos significaban mejor comercio, más fácil movilización de los ejércitos y una vida más fácil para los ciudadanos que ahora podrían viajar para hacer negocios. No fueron solo los caminos los que aparecieron bajo su mandato, sino también puentes, acueductos y rutas comerciales. Esto abrió el territorio romano de una manera nunca antes vista, y esta fue una política que continuó mucho después del reinado de Augusto. El hecho de que muchos caminos modernos en Europa sean calzadas romanas que han sido actualizadas a lo largo de los años es un asombroso testamento de la infraestructura construida por Augusto y sus sucesores.
Los caminos por los que la gente podía viajar con fines comerciales significaban que el comercio florecía, y esto requería dinero. Augusto desarrolló un sistema monetario uniforme, y este sistema fue adoptado mucho más allá del Imperio romano. De hecho, muchas de las innovaciones del Imperio romano continuaron desarrollándose más allá del Imperio Romano. El servicio postal es un excelente ejemplo de esto. Augusto estableció una serie de puntos de relevo para que los mensajes pudieran ser enviados rápida y fácilmente, lo que más tarde se convirtió en un sistema postal que inspiró sistemas similares en otros lugares.
Augusto dejó un legado duradero y, de hecho, se podría argumentar que pocos otros líderes han tenido un impacto más profundo en el mundo. Dentro del Imperio romano, podemos ver los inicios de las sociedades modernas, así como su impacto en el gobierno y las infraestructuras , sin mencionar la ley, la filosofía y la religión. El impacto de la arquitectura romana se puede ver en la tradición neoclásica que se utiliza en prácticamente todas las ciudades del mundo occidental. La literatura que salió de Roma todavía es leída, interpretada, traducida y estudiada por eruditos de todo el mundo. El idioma español no sería lo que es hoy sin el latín de Roma que le dio origen. La difusión del cristianismo también puede ser atribuida en gran medida a su adopción por Roma. El verdadero alcance del efecto que la vida de Augusto ha tenido en el mundo en los últimos 2.000 años es simplemente inconmensurable.
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